En la Asociación Nacional de Sordos (NAD) existe la firme convicción de que para crear un sistema que brinde servicios de salud mental culturalmente eficacespara personas sordas [1], el sistema debe comenzar por tener un coordinador estatal de salud mental competente[2]. En las declaraciones de principios de 2003 y 2008, la NAD reconoció que se debían desarrollar servicios de salud mental continuos a nivel estatal para personas sordas y, aunque muchas de las recomendaciones de esos documentos siguen vigentes hasta el día de hoy, la NAD ve una necesidad apremiante de que los coordinadores estatales de salud mental fomenten cambios positivos en sus estados.
La creación del puesto de coordinador estatal de salud mental dentro de la Autoridad Estatal de Salud Mental para establecer y conservar servicios continuos de salud mental en la comunidad sorda sería un primer paso fundamental en el desarrollo de dichos servicios (Gournaris, Hamerdinger & Williams, 2013). Aunque no es un requisito indispensable pertenecer a la Autoridad Estatal de Salud Mental para desempeñar esta posición, como señalan estos autores, trabajar dentro del sistema estatal reforzaría a los coordinadores a la hora de definir unos servicios de salud mental óptimos para la comunidad sorda con necesidades de servicios de salud mental en sus estados.
La presencia de un coordinador estatal de salud mental también le da visibilidad y presencia institucional dentro del sistema estatal que no se tendría con una agencia no estatal que preste servicio a una comunidad más pequeña o a una región determinada (Gournaris, Hamerdinger & Williams, 2013). De nuevo, independientemente de que los servicios clínicos se presten de forma directa por parte del estado o mediante contratos con el sector privado, la responsabilidad estatutaria de los servicios de salud mental en el sector público dependen del estado. Estar empleado a través de una agencia estatal también concede autoridad a los coordinadores para desarrollar normativas, procedimientos y guías para la prestación de servicios a la comunidad sorda, estableciendo así unos estándares de cuidados y controlando la distribución de ayudas de manera apropiada a las agencias de salud mental privadas que cumplan con esos estándares. Otra cuestión importante es situar a los coordinadores en una posición óptima dentro de la jerarquía organizativa, donde tengan autoridad para implementar y gestionar un sistema estatal de cuidados en salud mental para la comunidad sorda en lugar de ser meros consultores o expertos en la materia.
Selección del Coordinador: La selección de un coordinador estatal de salud mental debe hacerse en base a una amplia experiencia tratando a la comunidad sorda así como una gran capacidad de liderazgo. La NAD no aconseja seleccionar a cualquier persona con poca o ninguna experiencia en salud mental o que no haya trabajado con la comunidad sorda para el puesto de coordinador estatal de salud mental, independientemente de la capacidad evidente del liderazgo demostrado por esa persona. Es esencial que esta persona tenga experiencia trabajando con la comunidad sorda y que sea un líder efectivo en el ambiente burocrático. Es crucial que el puesto se conceda a una persona competente para este trabajo.
El coordinador estatal de salud mental debe:
– dominar la lengua de señas americana (ASL) (esto es, aprobando un examen de competencia en lengua de señas con un nivel entre Avanzado y Superior) y tener un conocimiento profundo de la Cultura Sorda.
– tener formación clínica y un mínimo de 5 años de experiencia prestando servicio directamente a la comunidad sorda con necesidades en salud mental.
– poseer al menos el grado de Master en ciencias del comportamiento o en el ámbito clínico, preferentemente aquellos individuos con licencia estatal para ejercer de manera independiente.
– tener capacidad para crear o integrar programas en el sistema actual de prestación de servicios de salud mental en el Estado para poder establecer una continuidad en dicho servicio.
– tener la capacidad para adaptar y/o desarrollar normativas y procedimientos basados en las necesidades reales de servicios para la comunidad, no sólo lo que sea burocráticamente factible.
– tener conocimientos amplios en consultoría, formación y asistencia técnica a los prestadores de servicios de salud mental en diferentes entornos como con pacientes ingresados, pacientes externos y programas residenciales para la comunidad sorda con necesidades en salud mental, adicción o abuso de sustancias.
– tener capacidad para servir como enlace con otras agencias o departamentos estatales (por ejemplo, salud del comportamiento, salud y servicios vocacionales) y establecer la colaboración necesaria para maximizar el uso de recursos estatales y planificación conjunta.
– ser competente y tener el conocimiento necesario para supervisar al personal responsable de brindar los servicios de salud mental a nivel estatal en aquellos estados donde se conceda supervisión directa.
– tener autoridad suficiente para establecer estándares de cuidado a nivel estatal para la comunidad sorda, incluyendo estándares para el uso de la ASL en el entorno de salud mental.
– tener autoridad fiscal para crear y distribuir fondos o ayudas para la salud mental a prestadores públicos y privados para optimizar la prestación de servicios dentro del sistema de cuidados y ser capaz de evaluar con detalle los resultados de cada prestador de servicio.
– tener amplio conocimiento de la normativa federal y estatal aplicable.
Los criterios mencionados anteriormente para el coordinador de salud mental traerán cambios positivos al sistema de prestación de servicios de salud mental para la comunidad sorda de cualquier estado. La NAD quiere hacer hincapié en que el coordinador seleccionado no asuma el papel único de brindar recursos, consultoría y asistencia técnica a los proveedores de salud mental. El coordinador estatal debe tener autoridad suficiente para suministrar una programación completa y los servicios que fuesen necesarios tal y como se indicaba anteriormente en este documento. La NAD anima a los estados a conceder mayor autoridad en materia de normativa y fiscal a los coordinadores estatales de salud mental para poder establecer y administrar unos servicios de salud mental dentro de los estados para toda la comunidad sorda, y que puedan definir los estándares de cuidado y crear contratos y ayudas para prestadores de servicios privados. También es de suma importancia que este puesto no sea creado como “mera apariencia” para satisfacer a la comunidad sorda y a todos los interesados, sino que parta de un esfuerzo real para establecer o mejorar el sistema de provisión de servicios de salud mental para dicha comunidad (Gournaris, Hamerdinger, & Williams, 2013). Poner a la persona equivocada en un puesto tan importante podría perjudicar el esfuerzo empleado para establecer la continuidad de un sistema estatal de servicios de salud mental.
Supervisión : Si dentro del sistema estatal de prestación de servicios de salud mental es posible, la NAD recomienda que se le conceda autoridad al coordinador estatal de salud mental para ejercer una supervisión directa, asegurando que se proporcionen servicios de salud mental culturalmente positivos por parte de todo el personal médico formado. Como alternativa, se puede considerar tener una supervisión compartida entre los directores clínicos de los centros de salud mental locales y el coordinador estatal.
Datos de Resultados: Una vez que se haya establecido el sistema estatal de provisión de servicios de salud mental, el coordinador estatal de salud mental debe tener autoridad para recopilar los datos de los resultados clínicos y del programa para demostrar la eficacia de unos servicios de salud mental lingüística y culturalmente positivos en su estado. La ausencia de resultados positivos dificultará enormemente los esfuerzos de apoyo a la comunidad. Unos resultados sólidos ayudarán a reforzar las conclusiones del coordinador estatal de salud mental en relación a las mejores prácticas en el tratamiento de la comunidad sorda y apoyarán la existencia de servicios de salud mental especializados y culturalmente positivos en sus estados de origen.
En conclusión, la NAD quiere destacar que el coordinador estatal de salud mental debe ser seleccionado con base en criterios específicos tal y como se indicaba antes, así como que el puesto debe tener autoridad en materia normativa y fiscal apropiadas para introducir cambios positivos en el sistema estatal de prestación de salud mental para la comunidad sorda. La NAD cree firmemente que las persona sordas tienen el derecho fundamental de poder acceder a servicios de salud mental culturalmente positivos y lingüísticamente accesibles en sus estados de origen. Para que esto sea una realidad, la comunidad sorda, las asociaciones estatales y las comisiones estatales para los sordos y personas con problemas de audición a lo largo de todo el país deben educar continuamente [3] a los legisladores estatales sobre las necesidades únicas de las personas sordas en materia de salud mental. Los legisladores estatales apoyarán la creación de un coordinador estatal de salud mental dentro de la Autoridad Estatal de Salud Mental si están informados de que unos servicios estatales de salud mental ayudarán a los individuos sordos a ser ciudadanos productivos.
Realizado por el Comité de Salud Mental de la NAD en coordinación con personal de la NAD. Aprobado por la junta directiva de la NAD a 13 de abril de 2013.
Referencias:
Gournaris, M. J., Hamerdinger, S., & Williams, R.C. (2013). Creating a Culturally Affirmative Continuum of Mental Health Services: The Experiences of Three States. In N. Glickman (Ed.), Deaf Mental Health Care (pp.138-180). New York, NY: Routledge.
[1] El término “sordo” debe entenderse que incluye a los individuos con problemas de audición, sordera tardía y sordociegos.
[2] Este puesto en particular con frecuencia tiene distintas denominaciones como director, administrador u otros títulos similares En este documento, el término coordinador se utiliza para nombrar a la persona responsable de los servicios de salud mental para las personas sordas en su lugar de origen.[3] La Comisión de Sordos, SordoCiegos y Personas con Problemas de Audición de Minnesota ha desarrollado un curso en línea autodidáctico con seis módulos diseñados para ayudar a las personas a que apoyen los cambios positivos en la normativa pública que beneficien a las personas sordas, sordociegas o con problemas de audición en cualquier estado. El uso de estos módulos en línea probablemente será útil para unir esfuerzos en el apoyo al desarrollo de un sistema estatal de prestación de servicios de salud mental en su lugar de origen. Este programa está disponible en línea.